lunes, 1 de febrero de 2010

MALOS PRESAGIOS PARA LEDESMA Y VITIGUDINO

Las dos comarcas salmantinas son las más afectadas por la despoblación

Entre las comarcas de Vitigudino y de Ledesma suman más de 60 municipios y otras tantas pedanías y fincas. Son las dos zonas de la provincia más castigadas por la despoblación, y es que sólo hay que observar el dato de que los seis municipios con menos de 25 habitantes de Salamanca se los reparten dichas comarcas.

En Ledesma la situación se torna complicada en pueblos como Añover de Tormes (80 habitantes), Doñinos de Ledesma (50), Gejuelo del Barro (38), Iruelos (46), El Manzano (85), La Mata de Ledesma (96), Tabera de Abajo (52) y otros tantos en los que la población no supera los 100 habitantes.

Los propios alcaldes afirman no poder hacer nada para solventar el problema, y hacen lo que pueden con presupuestos ridículos "que no llegan para nada". Sin embargo, siguen ahí, al pie del cañón, luchando por mantener vivos lugares ideales para hacer de escenario de cualquier película. Porque eso sí, la zona de Ledesma, con su Campo Charro, y Vitigudino, con Las Arribes, ofrecen paisajes inigualables y múltiples rincones que visitar.

En la comarca de Vitigudino, Ahigal de Villarino es un claro ejemplo de los efectos de la despoblación. Su alcalde, Ángel Herrero, explica que "el bajón" demográfico lleva produciéndose treinta años, "aunque ha sido más fuerte en los últimos diez o doce". El pueblo llegó a contar en su momento de máximo esplendor con unos 360 habitantes. De eso hace seis décadas. En la actualidad cuenta con 46 vecinos censados, de los que sólo una veintena vive en el pueblo.

Sin jóvenes

Herrero tiene claro por qué se ha producido la crisis demográfica. "No ha vuelto a haber matrimonios jóvenes y si no hay jóvenes se termina la vida en un pueblo, y los jóvenes no paramos allí", explica. "No hay trabajo, ni una forma de vida, porque aquí hay diez o doce parcelas y no se pueden sacar más. Esto era una finca que mis padres y otros vecinos compraron a sus dueños y se dividió en esas parcelas. Hoy hay que tener hectáreas para poder criar ganado. Nosotros las tenemos, pero aun así vivimos de los camiones, y como nosotros, el resto. Tienen la tierra y el ganado pero viven de otra cosa", relata.

En estas circunstancias no hay demasiado espacio para el optimismo. "Yo creo que a la vuelta de 25 años Ahigal de Villarino será un pueblo de servicios, al que sólo vendremos por la mañana para echar de comer al ganado y no quedará nadie por la noche. Si pasa algo nos enteraremos al día siguiente", comenta.

Ésta es la triste realidad de numerosos pueblos que ven cómo en verano se llenan de gente deseosa de pasar unos días de descanso, pero que en cuanto finaliza el mes de agosto comienza su peregrinar a lugares mayores, con más servicios, con más gente. Y allí se queda el ganado y las casas con sus pocos habitantes, solos.

EL ADELANTO
a. redondo / j. hernández

ledesma / vitigudino

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hay que tener un poco más de ilusión por nuestra tierra. Las "cabeceras comarcales" son en parte, responsables de no pedir más presencia de estas comarcas a nivel provincial.